miércoles, 30 de marzo de 2011

Verdades y artilugios



¿Hasta donde puede reconocerse la mentira propia, aquel espacio en el cual nuestros artilugios conscientes y/o inconscientes hacen malabares para que la verdad latente no salga a la luz, no atraviese ese terreno y se haga patente, acción, palabra y desahogo? Esa oportunidad constante de seguir caminando liviana, con poco/nada que ocultar.
La ‘moralina’ puede jugarnos malas pasadas. Las acciones no se condicionan desde el afuera si se trata de seres concientes ‘de sí’.
Pareciera que debiéramos andar precavidos para que el placer de ser aceptados no nos condicione el accionar. Que la complementariedad no se torne amoldamiento desdibujado. Intentar que las acciones no se vean condicionadas por quienes nos acompañan en determinados trayectos del viaje, sino más bien buscar aquellos que están en la misma ruta; de diversas maneras, pero en el mismo viaje.
Respetar al otro sin más. Respetable por sí mismo y no sólo por compartir visiones, estilos, caminos… eso sucederá naturalmente. El universo se encarga de alinearnos: relajemos-nos.
La falsa moral suele condicionar acciones por temor a quitarle la sonrisa a quien nos importa, y pareciera más fácil y menos lastimoso omitir (id est: mentir levemente…Ocultar para preservar -¿?-).


Mi recorrido por la mentira me ayuda a afirmar que tarde o temprano (y atrevo/me a decir ‘más temprano que tarde’) lo que acontece prevalece. La verdad se hace evidente. Obvia.
Hacer sentir bien al otro, pre-ocuparse y ocuparse nada tiene que ver con artilugios.
La osadía reside en des-cubrir que hasta la mentira es espejo de una verdad que se oculta, siempre.
Las verdades dolorosas son mejores que las mentiras impostadas.
Bancarse la verdad. La emitida, la que se (me/nos) presenta, la que me muestran.
Porque desde la verdad -y sólo desde ahí- es posible elegir, pensar qué lugar estoy dispuesta a ocupar de manera consciente.
Desde mí, para un otro y hacia un posible nosotros. 

" Y además, vos queres sol,
despacio también podes hallar la luna (...)
qué bien te ves cuando en tus ojos no importa si las horas bajan,
y el día se sienta a morir."

2 comentarios:

  1. Buenísimo post! Es un tema super interesante...
    Agrego que a veces no son mentiras conscientes, sinó creencias en las que creemos que creemos (valga la redundancia) hasta que las desarticulamos y vemos que son sólo la fachada de una verdad más profunda, más cruda, menos maquillada. Aunque a veces duela, es muy liberador darnos cuenta el verdadero nombre del motor que nos impulsa.

    Un beso y buena semana!
    Eugenia

    ResponderEliminar
  2. Gracias Euge!
    Es así Srita.: desarticular mecanismos inconscientes, enfermizos, que logran enquistar y automatizar las acciones.
    Buena semana para vos también!
    Debb.

    ResponderEliminar